Y ahí se encontraba ella, tirada, arrumbada, llorosa, abrumada por sus propios pensamientos psicóticos, por su propia paranoia, por sus recuerdos y por el miedo de despertar de aquel sueño que estaba viviendo desde hacía casi dos meses.
Todo lo que podía hacer en ese momento era llorar, llorar rodeada de su inseguridad que siempre la cubre con su manto obscuro cuando ve alguna pequeña prueba de "no amor", de abandono...
Todo era tan perfecto para ella, que no le quedaba más que esperar el momento en que él llegara y le dijera - Ya no te quiero, ahora estoy mejor con otra persona, ya no te necesito y tal vez nunca te necesité - y que como si nada diera la media vuelta y la abandonara como todos lo habían hecho en su corta pero dolorosa vida.
No quería que él se diera cuenta de su desesperación, al menos no directamente, ella lo trataba de manera cortante, para que el, invariablemente, le preguntara que le pasaba, y ella, victoriosa, lo dejara dudando con un - No, nada -
Ella ya veía el fin de todo, pedía su muerte, pues se sentía mal en cuerpo y alma, cuando, como siempre, llegó él, como siempre su salvador, mostrándole que de verdad la ama y que no la quiere perder, y que todo lo que ella había pensado en ese par de minutos de psicosis era pura fantasía de una mente enferma de un mundo hipócrita y vacío en el que ha vivido.
Todo lo que podía hacer en ese momento era llorar, llorar rodeada de su inseguridad que siempre la cubre con su manto obscuro cuando ve alguna pequeña prueba de "no amor", de abandono...
Todo era tan perfecto para ella, que no le quedaba más que esperar el momento en que él llegara y le dijera - Ya no te quiero, ahora estoy mejor con otra persona, ya no te necesito y tal vez nunca te necesité - y que como si nada diera la media vuelta y la abandonara como todos lo habían hecho en su corta pero dolorosa vida.
No quería que él se diera cuenta de su desesperación, al menos no directamente, ella lo trataba de manera cortante, para que el, invariablemente, le preguntara que le pasaba, y ella, victoriosa, lo dejara dudando con un - No, nada -
Ella ya veía el fin de todo, pedía su muerte, pues se sentía mal en cuerpo y alma, cuando, como siempre, llegó él, como siempre su salvador, mostrándole que de verdad la ama y que no la quiere perder, y que todo lo que ella había pensado en ese par de minutos de psicosis era pura fantasía de una mente enferma de un mundo hipócrita y vacío en el que ha vivido.
El llegó, levantó su barbilla dulcemente, la tomó de las manos mientras veía como una lágrima corría por su mejilla, y dijo:
- Quiero que sepas que eres mi todo, mi vida, mi muerte, mi delirio, mi perdición, mi felicidad, lo que me hace intentar ser mejor cada día, y no tener la mente gris, oscura, sangrienta, pesimista... Eres lo que le hacía falta a mi corazón, a mi vida, para poder continuar creyendo que aún se puede amar. Desde hace mucho comenzaste a ser alguien bien importante y valioso para mi, alguien que no quiero perder nunca, con quien quiero compartir toda mi vida, toda mi felicidad...
Entonces ella siguió llorando, ahora mas desgarradoramente, porque no podía creer que minutos atrás, hubiera desconfiado de alguien que pudiera mencionar semejantes palabras juntas y hacia una sola persona.
- Quiero que sepas que eres mi todo, mi vida, mi muerte, mi delirio, mi perdición, mi felicidad, lo que me hace intentar ser mejor cada día, y no tener la mente gris, oscura, sangrienta, pesimista... Eres lo que le hacía falta a mi corazón, a mi vida, para poder continuar creyendo que aún se puede amar. Desde hace mucho comenzaste a ser alguien bien importante y valioso para mi, alguien que no quiero perder nunca, con quien quiero compartir toda mi vida, toda mi felicidad...
Entonces ella siguió llorando, ahora mas desgarradoramente, porque no podía creer que minutos atrás, hubiera desconfiado de alguien que pudiera mencionar semejantes palabras juntas y hacia una sola persona.
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